El marxismo es una de las principales corrientes del pensamiento ideológico-político y socio-filosófico. Surgió y se desarrolló en la línea general del pensamiento ideológico y político europeo y, en este sentido, fue obra de la Ilustración y de la tradición racionalista europea. El marxismo comprendía un conjunto de ideas y conceptos destinados a explicar problemas socio-históricos, económicos, sociales, políticos, ideológicos y muchos otros. Sus principales disposiciones fueron desarrolladas en el siglo XIX por K. Marx y F. Engels. Sus ideas fueron desarrolladas por numerosos seguidores: E. Bernstein, G. V. Plejanov, V. I. Lenin, K. Kautsky y otros.
К. Marx partió de la tesis de que para comprender adecuadamente la sociedad es necesario, en primer lugar, identificar y analizar las regularidades y los mecanismos de funcionamiento y desarrollo del sistema económico. En su opinión, la totalidad de las fuerzas productivas y las relaciones de producción constituyen la estructura económica de la sociedad, la base sobre la que se levanta la superestructura política e ideológica. La superestructura incluye las instituciones jurídicas y políticas, el sistema de gobierno, los componentes filosóficos e ideológicos, la ideología, la cultura y las creencias religiosas.
La teoría de las clases y de la lucha de clases es fundamental para el marxismo. Según sus partidarios, a lo largo de la historia es esta lucha la que ha determinado la naturaleza y la dirección del desarrollo social. Todas las instituciones políticas, los valores espirituales y las normas jurídicas son secundarias a la economía y son moldeadas por la clase dirigente en cuyas manos se concentra el poder económico.
Los fundadores del marxismo creían que, independientemente de la forma de una estructura político-estatal, ya fuera la democracia antigua, el antiguo imperio romano, el despotismo oriental, el absolutismo de la Europa medieval o la democracia representativa parlamentaria del siglo XIX, el contenido y el significado de la dominación en una sociedad explotadora seguían siendo los mismos. Es la dictadura de la minoría explotadora sobre la mayoría explotada.
Por eso, Marx y Engels sostenían que en toda formación había una clase explotadora y una clase explotada. En la formación esclavista eran los esclavistas y los esclavos, en la formación feudal los señores feudales y los campesinos, y en la formación capitalista la burguesía y la clase obrera. En cuanto al Estado burgués, Marx lo llamó «un comité que gobierna los asuntos generales de toda la clase burguesa». En consecuencia, la democracia burguesa era vista en el marxismo sólo como una cáscara político-jurídica de la dominación de clase del capital sobre el trabajo asalariado, de la burguesía sobre las masas trabajadoras. Todas las instituciones políticas más importantes se caracterizaron de la misma manera.
La necesidad de transición a una sociedad comunista surge cuando las fuerzas productivas bajo el capitalismo alcanzan un grado de desarrollo tan elevado que las relaciones de producción existentes se convierten en el principal freno al progreso económico. Comienza una época de revolución socialista o comunista, destinada a abolir todas las formas de opresión de clase y a construir una sociedad sin clases sobre los principios de justicia social e igualdad universal.
El esquema esbozado se basaba en la convicción de los marxistas de que el capitalismo, en virtud de su naturaleza de clase y de explotación, es transitorio y está condenado a desaparecer. Produce su propio sepulturero en la persona de la clase obrera, que inevitablemente se embarca en una lucha revolucionaria para derrocar el poder de la burguesía. Una revolución socialista victoriosa establece la dictadura del proletariado con el objetivo de destruir todas las clases hostiles y construir el socialismo como primera etapa en el camino hacia el comunismo.
De forma esquemática, pero colorida y emotiva, K. Marx dibujó el cuadro de la sociedad venidera en la que la propiedad privada sería sustituida por la propiedad colectiva, el hombre no sería explotado por el hombre, la igualdad social, la libertad y la justicia prevalecerían. Sin embargo, en las obras de los clásicos del marxismo no encontramos ningún detalle de las características socioeconómicas y políticas específicas de una sociedad socialista y comunista.
Desde el punto de vista del marxismo, con la desaparición de las distinciones de clase y la concentración de todos los medios de producción en manos de la clase obrera, la propia necesidad del «poder público», es decir, del Estado, perdería todo su sentido. Se argumentaba que en la segunda mitad del siglo XIX la sociedad burguesa había alcanzado un nivel de desarrollo socioeconómico tal que las fuerzas productivas entraban en conflicto con las relaciones de producción que una revolución social era necesaria e inevitable.
En más de una ocasión se intentó revisar y repasar las ideas y actitudes socio-filosóficas, económicas y políticas desarrolladas por Marx y Engels. Por eso no es de extrañar que, a pesar de su unidad exterior, el marxismo sea una corriente de pensamiento político-filosófico multidimensional y compleja. Dentro de ella, se pueden encontrar muchas diferencias y matices tanto nacionales como ideológicos.